¿Por qué hablar de competencias? ¿Y cuáles son los nuevos retos?

Hará un poco más de un año que el término de “4ta revolución industrial” estaba posicionándose en todos los medios de comunicación, anunciando la llegada del futuro a nuestra sociedad. Hoy, ya nos encontramos inmersos en dicha sociedad, esa que se esbozaba como algo muy lejano en las películas de cine de los años 80`s, en las que se proyectaba al ser humano rodeado de robots humanoides en guerra por el poder y la autonomía, desplazando el antropocentrismo.

Emergen sensaciones extrañas y algo paradójicas en una sociedad que pensaba que todo estaba inventado y que la innovación cada vez tenía menos nichos de acción y que – por ende – para el sujeto se volvía un imperativo aceptar su lugar en el mundo sin mayor trascendencia del aporte que pudiese brindar, casi como el único camino de vida trazado y que transitaría de forma ineludible. Mas, ahora, nos enfrentamos a una revolución: la revolución de la maquinas, la revolución tecnológica, la revolución digital; una revolución interconectada en la que entonces surge – de nuevo – la pregunta por lo humano.

Se habla de la automatización, la robótica, el internet de las cosas, la inteligencia artificial, la biotecnología, la biomedicina, la seguridad informática, la minería de datos, entre otros; como resultado del desarrollo tecnológico dado en un determinado período de tiempo – el actual –, logrando su expansión no solo geográfica y social sino también en áreas del conocimiento imprevistas y evidenciando un potencial a futuro de mayor especificidad, aplicabilidad y especialidad que hasta ahora se sueña o se proyecta – tal vez – solo en la literatura o en el cine de ciencia ficción.

De ahí que se denomine revolución, pues solo aquello que causa tal impacto y genera cambios no solo coyunturales sino estructurales, para redefinir las relaciones de lo humano con el mundo, sus sistemas de producción y económicos y hasta su escala de valores, puede otorgársele tal sustantivo.

Hoy incluso, ya se habla de una 5ta revolución, esbozándose así otra sociedad del futuro – algunos autores, tal vez, lo harán con mayor acierto que otros – mas, claro está que la incertidumbre al respecto solo se aplacará con el tiempo.

“Está muy claro que la tecnología está avanzando a un ritmo sin precedentes. Las tecnologías como Inteligencia Artificial (IA), plataformas móviles, sensores y sistemas de colaboración social han revolucionado la manera en la que vivimos, trabajamos y nos comunicamos – y el ritmo solo se está acelerando. Estos cambios causan estrés en los individuos, así como en las sociedades; la investigación muestra que los empleados y las organizaciones se encuentran más “abrumadas” que nunca” (Deloitte. University Press, 2017).

Es en este escenario donde la formación en lo humano cobra mayor sentido; cuando aquello que se encuentra sujeto a tantas variables y a la incertidumbre requiere ser gestionado en el ámbito organizacional para lograr un alto desempeño, alcanzar las metas, sobrevivir y transmutar en la medida que el giro ordinario de los negocios lo vaya marcando.

La necesidad de formación, entonces, continua muy latente: formar para ser flexible, formar para adaptarse, formar para visionar y formar para un mundo que está en constante evolución, cambio y redefinición.

Y citando de nuevo al informe 2017 de Deloitte: ¿Cómo mover personas de un “puesto” a un “rol” y de una “ejecución del trabajo” a una “empatía del trabajo”?

Hablemos entonces de las competencias blandas…

“Las competencias son características de la personalidad devenidas en comportamientos que generan un desempeño exitoso/superior en un puesto de trabajo” (Alles, 2008, p.29).

Las competencias pueden ser clasificadas como: blandas (características de personalidad, difíciles de desarrollar, y de amplio alcance) y duras (conocimientos técnicos, prácticos, mecánicos, específicos para una tarea o actividad) (Alles, 2007). En inglés se conocen como soft and hard skills.” (Innova, 2016)

Basándonos el concepto que entrega la Organización mundial de la salud (World Health Organization, Division of Mental Health, 1994) las competencias blandas son el equivalente al concepto de habilidades para la vida, en las que se incluyen las habilidades sociales. Son “de carácter socioafectivo necesarias para la interacción con otros y que permiten hacer frente a exigencias y situaciones desafiantes cotidianas, es decir, que estas le permiten a la persona tomar decisiones, resolver problemas, pensar de manera crítica y creativa, comunicarse de manera efectiva, reconocer las emociones de otros y construir relaciones saludables a nivel físico y emocional (World Health Organization, 2003)”. (Guerra – Báez, 2019)

Las competencias blandas son también las habilidades para aprender, analizar, gestionar el tiempo e innovar. Se pueden agrupar en tres categorías: 1) Interpersonales: habilidades para la comunicación asertiva, negociación, confianza, cooperación y empatía; 2) Cognitivas: habilidades para la solución de problemas, toma de decisiones, pensamiento crítico, autoevaluación, análisis y comprensión de consecuencias; y 3) habilidades en el manejo y reconocimiento emocional ante situaciones de estrés y sentimientos intensos, como la ira, tristeza y frustración. (Guerra – Baez, 2019).

Esta división no funciona de manera aislada y esquemática, lo más probable y común es que en una situación cotidiana se presenten el uso de las tres categorías indistintamente, siendo así una habilidad complemento de la otra. (Mangrulkar, Whitman, & Posner, 2001). (Guerra – Baez, 2019)

La habilidad es una capacidad que se puede obtener y/o desarrollar en la medida que se practica con cierta regularidad y/o disciplina. Al cabo del tiempo, en la que haya una mayor introyección e integridad en el sujeto de dicha capacidad, en la que se vuelven acciones fluidas y sin mucha premeditación de su ejercer, se convierten en cualidades del sujeto que lo hacen apto, capaz o competente. Es decir, su competencia.

Realizar la práctica consciente de las habilidades blandas, y volverlas nuestras competencias, son los retos de los líderes organizacionales en medio de un mundo que le plantea situaciones incontrolables y adversas. El líder debe resolver y motivar a sus equipos de trabajo, encontrando un propósito mayor al de la generación de rentabilidad, buscando vincularse con los problemas de la sociedad que habita, y en congruencia con las demandas del planeta tierra cuyos recursos son limitados y escasos.

Desarrollar las competencias blandas como profesionales es un llamado imperativo de la revolución industrial – cuarta, quinta y subsiguientes – como medio que posibilitará un bien-estar en medio de la incertidumbre del futuro de la humanidad, de los cambios de paradigmas económicos – productivos, del clamor por un planeta sostenible y el comercio justo, por una responsabilidad social empresarial en la era digital. En donde al final volvemos siempre a la demanda inicial de todos los tiempos: cómo vivir en armonía entre humanos – aceptar, tolerar y reconocer la otredad, la diferencia, la interculturalidad –  entre el desarrollo humano – a nivel industrial y tecnológico –  y el planeta tierra y todas sus especies. Armonía y sostenibilidad, serán entonces temas para abordar en una próxima oportunidad.

Hoy queremos invitarlos a participar de la Semana del Administrador 2020: Competencias para los nuevos retos; donde se brindarán cuatro conferencias en torno a la reflexión de las herramientas y posibilidades para enfrentarnos a la realidad que se nos hace presente de forma acelerada y con mayor ahínco: La transformación digital.

Se impartirán charlas alrededor de las capacidades que deben construirse en las organizaciones y las competencias de los líderes para hacer frente a los nuevos retos de la era de lo digital; sobre qué y cómo emprender en esta nueva era; herramientas para gestionar mejor el tiempo y ser más productivos; y hablar de la responsabilidad social empresarial en la gestión de la información en un mundo cada vez más interconectado y siempre en “mode: On” (modo: encendido).

Los invitamos a ser parte de nuestra comunidad Escolme, siempre en movimiento y en constante evolución.

 

ELIANA PATRICIA MONSALVE GÓMEZ

Decana de Administración de Empresas y Negocios Internacionales.